martes, 31 de mayo de 2022

SI ES POSIBLE SOÑARLO, ES POSIBLE LOGRARLO.

 

La televisión forma parte de nuestro día a día, a pesar de la aparición de las plataformas streaming y otros medios de entretenimiento, el principal medio de comunicación en la mayoría de países a nivel mundial es la televisión, la cual se fundamenta en el envío y recepción de sonidos e imágenes por medio de diversos soportes como el satélite, el cable, la radio, entre otros. Su popularidad reside en su fácil acceso ya que millones de personas tienen la posibilidad de acceder a él de forma inmediata y fácilmente. La cobertura e infinitas posibilidades de canales nacionales e internacionales, convierten este medio en el favorito de grandes y chicos, sin embargo, muy pocos conocen la historia detrás de este invento.

De tal manera que continuación nos adentraremos más allá de una simple pantalla, conoceremos su historia completa.

La televisión, tal y como la conocemos hoy en día, no existiría si no fuera por el ingeniero y físico británico John Logie Baird. Sucedió exactamente, tras pruebas varias y errores previos, hace más de 90 años.

Todo empezó en 1884, cuando Paul Nipkow diseñó y patentó un sistema que bautizó con el nombre de disco de Nipkow. Fue un proyecto de televisión que no pudo desarrollarse en aquel entonces.

Así, fue el escocés John Logie Baird quien recuperó en 1926, concretamente el 26 de enero, este sistema ideado años atrás y dio lugar a la primera experiencia televisiva real.

En la mencionada fecha, el inventor de la televisión mecánica consiguió trasmitir una cabeza de muñeco con una definición de 28 líneas y una frecuencia de cuadro de 14 cuadros por segundo en el ático de su casa.

En su día se trataba de toda una proeza, la cual originó la creación de la antigua televisión, que, tras años de avances tecnológicos, ha dado como resultado la pequeña pantalla.

Pero ¿Cómo funcionaba la televisión mecánica? La verdad es que fue un proceso difícil de explicar, pero se basó en un sistema compuesto por dos discos, uno en el emisor y otro en el receptor, unidos al mismo eje para que su giro fuera totalmente sincronizado y con una separación entre sí de 2 metros.

Es impresionante pensar que el giro de los dos discos permitió retransmitir una imagen en directo en una pantalla. Está claro que las primeras pruebas dieron como resultado una calidad de imagen muy deficiente, pero que fue el comienzo de algo muy grande. Y es que, gracias a ese invento, a día de hoy podemos ver en directo eventos que suceden en la otra punta del mundo sin movernos del salón de nuestras casas y… ¡en alta definición!

Poco a poco, Baird fue mejorando su invento. En 1927, efectuó la primera transmisión televisiva de Londres a Nueva York, la primera emisión transoceánica. Sin embargo, aunque el ingeniero fue el responsable de la televisión mecánica, el encargado de la primera transmisión pública fue la cadena —entonces radio— BBC. Sucedió tres años más tarde del experimento en el apartamento del británico, y en horario nocturno. No obstante, no fue hasta 1936 cuando puso en marcha una programación regular con un sistema eléctrico que sustituyó al mecánico de 1926.

La estela británica la siguió la Unión Soviética el 8 de marzo de 1938 y Estados Unidos el 30 de abril de 1939, coincidiendo con la inauguración de la exposición universal de Nueva York.

Cabe mencionar que es posible ver la televisión a través de una computadora gracias a una tarjeta sintonizadora o capturadora





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